RULETA RUSA


Era lo único que podíamos hacer por él, dadas las circunstancias. Intentamos enderezar su comportamiento pero no hizo caso. La pasta que ganábamos cada noche, fue a menos sin motivo aparente. Frutas que no volteaban en las máquinas tragaperras y premios de bingo que ya no tocaban. Los gastos del chaval eran demasiado y ya no aportaba nada tenerlo entre nosotros. La banda decidió comprarle un Mercedes de segunda mano, meterle la cabeza en el wáter y chaparle la puerta de la cueva. Más tarde, una raya, unas copas, una recta larga y el viaje hasta el final. Después de todo, ¿qué habría hecho él por nosotros?

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