EL MODERNO PROMETEO
La fastidiosa mosquita con su lengua veloz sabía cómo atraerlas
hacia sí. Coqueteaba con su baile
traidor, contoneándose lascivamente, como tentando al diablo. Y yo miraba al
cielo con una flor en la boca, aspirando el aire fresco de media tarde, sabedor
de que me iba cargado. La mosquita se encargaba de llenar mi cesto con piezas
jugosas y sanas. El agua cristalina fluía constante y las truchas caían y caían
en sus garras. No había nada como tener una lengua veloz y un cuerpo de
ensueño. No le digáis a nadie que supe cómo crear una mosca para pescar, con
vida propia.
© Gaelia 2018
Comentarios
Publicar un comentario