REFUGIOS
8 de diciembre de 1980. Al ver esa fecha marcada sobre la pared,
nos sorprendió y empezamos a bajar las escaleras. Al final seguimos hacia el
fondo del angosto pasillo sobre la piedra desgastada. No disponíamos más que de
unas cerillas para alumbrar el oscuro lugar. Serían suficientes para vislumbrar
las húmedas paredes sin sustento. Al final del pasillo, un pequeño rellano
donde había unos tablones que hacían las veces de banco. Algunas latas oxidadas
por el tiempo y la humedad.
Algún quinqué casi deshecho, cubiertos de madera, una bota sin cordón y una
granada. Recogimos la pelota que buscábamos y salimos corriendo.
Gaelia 2017
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