METAFORAS EN LOS BOLSILLOS



Abrí la puerta del armario y vi que la ropa de verano estaba ya en él. Isabel se había pasado todo el lunes cambiando la ropa de invierno y poniendo la de verano en las estanterías, en las perchas... Había puesto un nuevo ambientador y el olor a lavanda intentaba pasar por encima de los restos del olor a pino,  por lo que se podía decir que, como ya era tradicional,  el verano quedaba inaugurado en casa.  Encima de una de las estantería, vi unas bermudas nuevas, de las que se ven desde hace unos meses en los mercadillos. Era una de esas estampadas a lo militar con muchos bolsillos tanto exteriores como ocultos. Jackson, mi vecino, me dijo que el año pasado había comprado unas muy parecidas. Le gustaban los bolsillos interiores, porque podía esconder un par de preservativos por si se le presentaba una oportunidad. Jackson es repartidor de  congelados de una famosa marca alemana y me ha contado que las amas de casa están muy predispuestas al pin, pan, pun, fuego. Saqué las bermudas del armario y me las probé. Me extrañó porque Isabel les había quitado la etiqueta, a pesar de lo cuidadosa que es ella para esas cosas. Me miré al espejo, me di la vuelta y noté como algo me rozaba por dentro, junto a la ingle. Me desabroché y saque de un  pequeño bolsillo interior, un preservativo contacto total, que escondí inmediatamente en mi mesilla de noche. Ya por la noche, pregunté a mi mujer qué le apetecía que le cocinara para cenar, a lo que me respondió que le preparara unas empanadillas de atún congeladas que había comprado el día de antes en el súper.

Gaelia  

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