UNA NUEVA EXISTENCIA



Cuando iba en aquellos veranos de mi infancia a visitar a mi abuela Carmen al pueblo, siempre estaban aquellas gafas redondas de pasta sobre la vieja cómoda isabelina de la habitación de mi abuela. Eran las gafas de mi abuelo Manuel que murió en durante la guerra civil y jamás pude saber por qué mi abuela conservaba en aquel lugar las gafas de su marido. Parecía como si las tuviera allí dispuestas, esperando que Manuel viera lo que sucedía en su casa desde donde quiera que estuviera.

Carmen murió en el año 1988 y mi padre y yo fuimos al pueblo para encontrarnos con toda la familia. Al volver del cementerio, mis tíos prepararon una hoguera en el corral para quemar, como era costumbre, todo el ajuar del difunto con el fin de que el humo transportase la esencia de él hacía algún lugar del universo. Cuando mi tío vio las gafas que mi abuela usaba para coser dijo "no; las gafas no" y se las guardó en el bolsillo.

Este año volví a la casa en donde ahora viven mis tíos y sobre la vieja cómoda isabelina se hallaban las gafas de Manuel y junto a éstas, las de mi abuela Carmen.

Gaelia 2002

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