SIN SALIDA


No podía dejar de llorar. Los Castelo no amenazan en vano y a él le dijeron que le reventarían una bala en la cabeza al niño. El viejo había ordenado un ingreso importante en su cuenta por haberlo cuidado en la residencia durante su último año de vida. Los hijos del narco eso no se lo iban a perdonar a un enfermero de mierda. Vivió sin resuello durante semanas, sin decir nada, sin poder pensar en otra cosa. Aquella noche llegó y no había nadie en casa. Ni Lola, ni el bebé.

© Gaelia 2019






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