UNA NOCHE DE ESTAS



Sólo le quedaba un cigarrillo y pensó que le llevaría a donde quería llegar. Buscó lumbre entre los tesoros de la mesita de noche pero al principio no halló nada con lo que prender una llama. A pesar del calor, dejó las ventanas de su casa perfectamente cerradas, así, a propósito para que no entrara un resuello de aire. Finalmente encontró una vieja caja de cerillas manoseadas. Se tumbó sobre la cama, respiró hondo y notó cómo el gas de la cocina llegaba a sus pulmones. Encendió una cerilla, la acercó al cigarro, y con la primera calada, su vida estalló. 

Gaelia 2017




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