LA FÁBRICA DE CUENTOS Y SUEÑOS

Poco antes de que los domingos fueran amargos, yo ya lo percibía. Los domingos por la tarde jugábamos al fútbol los amigos de toda la vida. La liga de fútbol de veteranos, nos reunía   en el viejo campo de Punta Seca, para enfrentarnos a equipos de pueblos vecinos. Amigos que lo seguían siendo después de más de cuarenta años, hasta aquella maldita tarde en la que apareció el monstruo del infarto sobre el pecho de uno de nosotros. Desde entonces vivo el mito de esas tardes ahogado en alcohol, viendo cine e instalado en recuerdos que me llevan hasta mis tardes con Gaelia . Gaelia 2016  

Y le manchaba los dedos de harina al entregarle el paquete. Eso a él le molestaba porque cuando lo abría, dejaba las chucherías pegajosas y sabían a rayos. Ocurría cada vez que iban al horno del abuelo y éste le tenía preparado una cajita con trocitos de frutas en dulce y caramelos de anís. Su madre regañaba al abuelo porque jamás se acostumbró a lavarse las manos cuando iban los nietos. Ahora, mientras deja la harina leudar y después de haber encendido los hornos, prepara una pequeña tartera con gominolas sin azúcar y madalenas,   para cuando aparezca su nieto camino del colegio.   Gaelia 2016