LA FÁBRICA DE CUENTOS Y SUEÑOS

Ya tengo los pies fríos y la cabeza me arde. Lo habitual en estos casos, en los que me dispongo a acercarme a ella. Y es que parece que no me acostumbro. Es como si me fuera a estallar el cerebro y se me vaya a salir del cráneo. Cuando estoy a su lado me gustaría preguntarle si le apetece tomar un café después del trabajo y siempre me sale algo así como ¿qué tal ha ido la reunión con el imbécil de tu jefe?. Su respuesta siempre es la misma: “prefiero contártelo tomando algo”. Y yo ya no sé qué hacer. © Gaelia 2019  

De toda la vida, contestó al preguntarle desde cuándo se abría así el vientre. Y creo que la pregunta no era la correcta porque el momento no se prestaba a disquisiciones menores. Al cortar la pieza de carne había que tener cuidado y quería saber cuál era técnica más depurada y la que más usaban los zurdos. Yo intentaba no destrozar los órganos vitales pues son los que más apreciamos cuando están enteros. Cosimos el cadáver, lo vestimos cuidadosamente y volvimos a alojarlo en el ataúd para que continuara el velorio a la mañana siguiente. © Gaelia 2019