ANHELOS
Sin beso de buenas noches se fue a la cama. Yo me quedé recogiendo el
mantel y retirando los platos. La cocina revuelta como el amor barato; como el que me prometió hace años sin yo saberlo. Después de todo lo pasado,
prefería lavar la vajilla a mano; el tenedor de alpaca, la copa de cristal, la
ensaladera de cerámica y el cuchillo de acero que no necesita ser afilado. Miré
en la espuma y vi mis ojos de tormento, de espera inacabada. Respiré hondo y
pensé “esta es la noche en que le diré que no me ha venido la regla”.
Gaelia 2017
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