¿LAS HAS OIDO?

El agua espantaba a las avispas escondidas bajo las hojas y las voces le decían que debía hacerlo. Sin él no era nada, aunque con él tampoco. Daba vueltas a los cementerios de su niñez, aquellos donde jugaba con sus hermanos. Donde vio cadáveres que no tenían dueño, donde se imaginó alguna vez enterrada, como en cualquier película de terror de serie B. Las avispas revoloteaban en su mente zumbando mensajes inconexos, que sólo buscaban acabar con quien arruinaba su existencia. Consiguió llevarle al descampado para dormir bajo las estrellas, aquella noche del verano del 93. Con una botella lo mató y por fin las voces dejaron de hablar. 

Gaelia 2016



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