DECALAJE
Me quedé dormido hilvanando
constelaciones, abatido y exhausto por lo vivido en el estadio. Era el minuto
ochenta y tres cuando una falta al borde del área del Español iba a ser lanzada
por nuestro Tello. Nos aferramos a los auriculares del móvil y de esa manera
pudimos escuchar el rugir de la afición bética tras el golazo del delantero.
Fue un segundo o dos más tarde cuando vimos en el campo cómo la pelota entraba
dentro de la red, sin que el portero pudiera hacer nada. Gritamos el gol y nos
miramos fijamente, sin decirnos nada.
© Gaelia 2019
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