No había flecha que le pudiera hacer daño. Estaba acostumbrado a comentarios de todo tipo. Los punzantes eran los que más gracia le hacían. Decía que la anestesia no podía malgastarse en arrancar una muela o matar un nervio a un recluta. A pesar de nuestras quejas, aquella bestia matasanos, introducía el fórceps y hacía lo que tenía que hacer, con su media sonrisa, su aliento fétido y sus dientes de oro. El día que me tocó ir a su consulta, le rogué que usara algún tipo de calmante antes de manosearme la boca. No lo hizo. Saqué la pistola, la monté y le volé la cabeza.
LA FÁBRICA DE CUENTOS Y SUEÑOS
Fantasías y relatos sin ánimo de lucro
martes, 24 de junio de 2025
martes, 1 de febrero de 2022
PLAN GENERAL CONTABLE
A mí me parecen manchas de rotulador, me
repetía.
Era día de cierre y la conexión en casa es más lenta
que en la oficina, así que toda mi atención estaba en saldar el grupo seis
·
Dígame si es rotulador.
Compras, Tributos, Gastos de Personal, Descuentos
Financieros…Todas las cuentas eran como una fosa séptica y no sabía cómo iba a
salir del mayor caos jamás visto
·
Pero ¿son manchas de rotulador? – volvió
a preguntar
Arranqué el ratón del ordenador, me lancé sobre la
asistenta, le enrollé el cable en el cuello y apreté con todas mis fuerzas, hasta
que sacó la lengua y dejó de respirar.
© Gaelia 2022
viernes, 14 de enero de 2022
ALGORTA
Después de trece meses de vida militar, habíamos forjado una gran amistad. Nos despedimos en la Plaza de los Fueros de Estella, con un abrazo y un trozo de papel en la que nos escribimos nuestras señas y teléfonos. Nunca he sabido dónde fue a parar aquel papel que me dio mi amigo "Algorta". Nos prometimos que el día de nuestro cumpleaños nos llamaríamos para saber cómo nos iban las cosas.
Cumplí veintiun años un día de mayo de 1988 y estuvo toda la tarde pendiente de la llamada que mi amigo me haría. Esperé impaciente hasta que mis amigos me llamaron para que fuéramos a tomar unas cervezas y celebrar mi cumpleaños. Volví a casa ya muy tarde y, casi sin hacer ruido, pregunté a mi madre si alguien había llamado. Me dijo que sí, que un amigo de Algorta me llamó para felicitarme. Le pregunté si le había dado su teléfono, pero no tuve suerte.
Desde aquel día, cada quince de mayo, me acuerdo de mi compañero de fatigas y acabo pensando que, como a mí me pasó, habrá perdido mis señas.
© Gaelia 2002
LAS LUCES DEL ALBA
Me levanté como cualquier día, a eso de las siete. Era final de agosto y la luz entraba por la ventana que había quedado abierta toda la noche. Me dirigí al salón y me asomé al balcón para ver qué día íbamos a tener. Miré y comprobé que el paisaje era distinto. Había bastante gente por la calle y no había plataneros sino palmeras. Ya no estaba el edificio de enfrente, donde cada mañana veía a la vecina rondar por la cocina preparando el desayuno; lo había sustituido un edificio que parecía un hotel. Miré a la izquierda para comprobar si la autovía del Llobregat iba cargada, como cada mañana, pero ya no estaba; en su lugar alguien había puesto un gran campo de naranjos. Miré al hotel y ví cómo mi suegra salía por la puerta, vestida de deporte. Dejé el balcón y entré de nuevo en el salón. Una ducha, un café cargado, un magdalena y zumbando para la oficina.
Cuando volví por la tarde, quise contarle a mi mujer lo que me había pasado esa mañana pero antes de que empezara mi historia, sonó el teléfono. Eran mis suegros que el día de antes y sin pensarlo, subieron al coche y se fueron a pasar unos días a Peñíscola.
© Gaelia 2002
miércoles, 29 de diciembre de 2021
TREABAJO DE CAMPO
Mientras caminaba por el andén recordaba el capítulo donde Colombo volvía a Hollywood. Hacía muchos años que tenía al teniente como su policía ideal porque siempre acaba averiguando quién era el asesino. Al entrar en el vagón, oteó al personal por si detectaba algún elemento sospechoso. El de los auriculares, el que lee la Tablet, el de la mascarilla negra, la de las gafas redondas o el bobo que ríe solo. El vagón era como un Mar de Cristal o un Pinar del Rey, enganchado a la Prosperidad. Como si fuera Colombo, decidió parar el tren, hablar ronco y averiguar quién era el asesino
© Gaelia 2021
martes, 28 de diciembre de 2021
EN LA LINEA DE FUEGO
Ahora golpearé la tumba con los nudillos, o batiré un huevo de avestruz para hacerme una tortilla campera. Saltaré por la ventana a cazar un cocodrilo que anda por los tejados detrás de los gorriones. Llamaré por el móvil a Juanjo Millás y contaré las farolas de mi calle. Subiré a los árboles de la avenida de la Paz y me enfrentaré a los antidisturbios. Daré la voz de alarma para que acudan los bomberos acompañados del Batallón Jaén 25. Me tragaré un juego de clavos y unas bombillas fundidas para mi próximo número. Haré todo eso o me guardaré la libreta en el bolsillo.
© Gaelia 2021
martes, 14 de diciembre de 2021
El Rey Del Rock and Roll - ELVIS VIVE
Igual que el gato tiene siete vidas, dicen que él tiene cientos. Se fue para siempre en el mes de agosto y quién sabe si el calor tuvo algo que ver. Dicen que sigue sudando y vistiendo con aquellos trajes blancos con incrustaciones, de solapas altas. Dicen que conduce un viejo Ford Capri rojo donde suena su música a todo volumen. Que siempre echa gasolina en una moderna estación de servicio en una isla griega donde nunca hace frío; y mientras espera a que le llenen el depósito, dicen que tiene tiempo de cantar para Michael Jackson, Jesús Gil y Bruce Lee.
© Gaelia
2021
EN EL SILLÓN DEL DENTISTA
No había flecha que le pudiera hacer daño. Estaba acostumbrado a comentarios de todo tipo. Los punzantes eran los que más gracia le hacían. ...
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No había flecha que le pudiera hacer daño. Estaba acostumbrado a comentarios de todo tipo. Los punzantes eran los que más gracia le hacían. ...
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A mí me parecen manchas de rotulador , me repetía. Era día de cierre y la conexión en casa es más lenta que en la oficina, así que toda mi...
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Y se ríe, sin poder evitarlo. Es la tercera vez que acude a una llamada como aquella en los últimos dos meses. Chica rubia, guapa, p...